"Lo malo de la gran familia humana es que todos quieren ser el padre" (Mafalda)

jueves, 23 de diciembre de 2010

Los dragones sí leen


Relato y reseña publicada por la Letra E.
Para 8-9 años



- Los dragones no pueden leer.
- Pues yo te puedo presentar uno que sí. Y se llama Leo.
Jésica y María hablaban en el patio del colegio. María estaba acostumbrada a que su amiga Jésica le negara siempre en sus juegos y aventuras, decía que las niñas con ocho años como ellas tenían que preocuparse de otras cosas.
- El sábado voy a ir a verlo con mi hermana, si quieres te puedes venir.
- Vale, pero los dragones no pueden leer.
- Verás como sí.
El sábado por la mañana, María y su hermana Cristina pasaron a recoger a Jésica. Tomaron el metro y las dos niñas no paraban de hablar con Cristina acerca de lo que había ocurrido durante la semana en el colegio.
Por fin llegaron a la calle Sagunto número 20, ante la puerta de la librería El Dragón lector.
- ¡Pero si es el nombre de una librería! Me lo imaginaba- dijo Jésica.
Entraron las tres en la librería y allí estaba Pilar, su dueña que las saludó. Fue María quien habló primero.
- Dice mi amiga Jésica que los dragones no pueden leer, pero yo le he dicho que Leo el dragón lector, sí que puede.
- Lo mejor es que deis una vuelta por la librería y que comprobéis si es verdad o no- dijo Pilar.
Mientras Cristina hablaba con Pilar, las dos niñas comenzaron a echar un vistazo por la librería.
- ¿Qué habrá detrás de esa cortina? – preguntó María.
Las niñas se cogieron de la mano y atravesaron la cortina roja. Había poca luz, pero pudieron ver en el suelo un libro de pastas azules que se titulaba Leo, el Dragón Lector. Se agacharon y de pronto al abrirlo ocurrió algo increíble: las dos niñas se hicieron tan, pero tan pequeñitas que tenían el mismo tamaño de una de las letras del título del libro.
- ¡Eh! ¿Qué está pasando?
- ¡Que alguien nos ayude!
Y de pronto Leo, el dragón de la portada, bostezó, cogió a las dos niñas en su espalda y comenzó a volar.
Comenzaron a recorrer toda la librería. Al principio las niñas estaban muy asustadas, pero enseguida disfrutaron del vuelo. Iban de estantería en estantería, entrando en todos los libros. Primero entraron en un libro de piratas y desde el aire vieron como abordaban un barco inglés; en otro libro de castillos y espadas, asistieron a la boda de un príncipe y una princesa y también fueron testigos en otro libro de cómo un ratón detective resolvía un caso de gran misterio.
De vez en cuando pasaban volando cerca de Pilar y de Cristina, pero estaban tan distraídas hablando que ni se daban cuenta del vuelo del dragón y las dos niñas. Finalmente entraron en un libro de vampiros donde siempre era de noche y acabaron aterrizando otra vez en la salita tras las cortinas. Leo el dragón volvió a bostezar y las niñas crecieron hasta su altura normal.
- ¿Vamos a contar esto? – preguntó Jésica.
- Mejor que no, porque nadie nos creería, como te pasaba a ti, que no creías nada- respondió María.
Al salir de las cortinas la librería ya estaba llena de niños y niñas sentados alrededor de un chico que comenzó a contar un cuento. Las dos niñas se sentaron en primera fila justo cuando comenzaba el cuento.
- Había una vez un dragón que no paraba de bostezar…

Fin

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